lunes, 23 de agosto de 2010

Recuerdos de Bastet

Allí estábamos, sentados sobre la suave arena, acariciando el mundo con un solo pálpito de placer, y al fondo la imagen más bella que una persona jamás podrá apreciar en su vida; un espectacular amanecer que se imponía ante nosotros brindándonos con un nuevo día y una nueva oportunidad más para sonreír, y asentir al universo que estas listo para comprender y conocer la verdad que te hará sentir la libertad de la felicidad.

Entonces ella me miró tímidamente, sus ojos verdes como el mar cristalino que se presentaba ante nosotros profundizaban en mi interior albergando la mayor y extensa excitación que jamás pude sentir. Mientras tanto acariciaba su pelo dorado y contemplaba la escena que ante mí se presentaba cargada de fuertes sentimientos y emociones que hacían mover hasta las profundidades del universo.

-¿Sabes lo que es la bondad? – Le pregunté tímidamente mientras ella seguía observándome …
-No, dime… ¿ Qué es? –
Miré a mi alrededor, suspire y mientras clavaba la mirada en el infinito contesté:
-Es el deseo de que los demás sean felices… - continué mirando aquel sol que se reflejaba en el infinito y se imponía poco a poco ante nuestras atónitas miradas.
-¿Y que tiene que ver eso con nosotros?

Mi cuerpo se sintió tambaleando en el infinito y una fuerza sobrecogedora, más bien un sentimiento de vértigo y a la vez satisfacción me invadió cuando pronuncie las palabras "para mí bondad eres tú", ella suavemente me agarró y en un fuerte abrazo nos unimos como si de una sola entidad se tratase, como si una eternidad juntos nos esperara, como si los mismos dioses hubieran creado este momento solo para nosotros, y juntos experimentáramos el sentimiento más grande, más deseado e inolvidable que jamás habrá contemplado cada ser viviente, la felicidad.

Años después, jamás podré olvidar aquel momento mágico que experimenté, recuerdo perfectamente como me sentí y como ese sentimiento único sabia que sería irrepetible. Cada amanecer me recuerda que tengo otra oportunidad más para poder buscar más allá de lo que mi imaginación pueda darme y volver a encontrar un resquicio de aquel que fue el mayor atisbo de luz que jamás mi corazón pudo experimentar.

Así fue como comprendí que la felicidad no es más que la bondad que las personas te ofrecen, sus sentimientos y como te hacen sentir, es lo que nos mueve y nos hace vivir.


"Las personas olvidarán lo que dijiste y lo que hiciste, pero siempre recordarán como les hiciste sentir "